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Supervivencia y adaptación animal a incendios forestales

El aumento de incendios forestales en el mundo, se debe a la combinación de factores naturales y humanos como el cambio climático, ya que el aumento de las temperaturas globales así como los cambios en los patrones de las épocas de lluvia, han creado  condiciones más secas y cálidas, además las sequías prolongadas, hacen que los diferentes tipos de vegetación sean más susceptibles al fuego, la deforestación producida por la  tala indiscriminada de bosques para la agricultura, la ganadería y la urbanización reduce la cantidad de vegetación que puede actuar como barrera contra los incendios.



Las prácticas agrícolas que, en muchas regiones incluyen la quema de rastrojos para limpiar tierras, pueden descontrolarse y provocar incendios, algunas ocasiones la urbanización y expansión de asentamientos en áreas cercanas a bosques y zonas rurales aumenta el riesgo de incendios.

Las chispas de las actividades humanas, como fogatas e incluso el uso de maquinaria, pueden encender fuegos que se propagan rápidamente.

Los eventos climáticos extremos, como tormentas eléctricas o vientos fuertes, pueden aumentar la probabilidad de ignición y la velocidad a la que un incendio se propaga. Las sequías también contribuyen a la acumulación de materia orgánica seca, que sirve como combustible.

La negligencia, como dejar fogatas encendidas, tirar colillas de cigarrillos o chispas de maquinaria, es una de las causas más comunes de incendios forestales. Además, el vandalismo y las quemas intencionadas también contribuyen a la problemática.


Los animales tienen diversas estrategias para adaptarse a los incendios forestales, y estas pueden variar entre especies y ecosistemas. 

 

Migración: Muchos animales huyen del fuego buscando refugio en áreas no afectadas. Por ejemplo, los ciervos pueden trasladarse a terrenos más altos o a áreas de vegetación densa que no han sido alcanzadas por las llamas. Las aves migratorias, como los gansos y ciertas especies de aves rapaces, suelen volar a distancias considerables para escapar del fuego.

Refugio en el suelo: Algunas especies encuentran refugio bajo tierra, como las ardillas y algunos roedores, como las ratas de campo, pueden esconderse en sus túneles. Algunos reptiles también pueden buscar refugio en hendiduras o bajo piedras, donde el calor es menos intenso.

Supervivencia después del incendio: Después de un incendio, algunos animales pueden beneficiarse de la vegetación nueva que brota. Por ejemplo, los koalas se alimentan de hojas de eucalipto, y después de un incendio, estas plantas pueden rejuvenecer y proporcionar un alimento abundante. Las aves insectívoras, como los pájaros carpinteros, pueden encontrar un aumento en la población de insectos que proliferan en los árboles quemados.

Adaptaciones fisiológicas: Algunas especies han desarrollado características que les ayudan a sobrevivir, como el lobo que tiene una gran capacidad de adaptarse a diferentes hábitats, lo que le permite trasladarse a nuevas áreas tras un incendio.

Comportamiento social: Algunas especies forman grupos para enfrentarse a la amenaza, los elefantes pueden moverse en manadas, lo que les brinda protección. Durante un incendio, estas manadas pueden buscar agua y refugio juntas, aumentando sus posibilidades de supervivencia.

Estas adaptaciones y comportamientos ayudan a los animales a sobrevivir no solo durante el incendio, sino también en las etapas posteriores, cuando el ecosistema se queda devastado y los animales no cuentan con comida ni agua.


MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.

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