En medio de crecientes preocupaciones internacionales, Rusia ha suscitado inquietudes sobre sus actividades nucleares. Imágenes satelitales recientes y datos de aviación han revelado posibles preparativos para probar un misil de crucero experimental de propulsión nuclear, el temido Burevestnik. Según el Nuclear Threat Initiative, Rusia ha llevado a cabo 13 pruebas conocidas de este misil entre 2017 y 2019, mostrando un claro aumento en su arsenal nuclear.
Los expertos advierten que el Burevestnik, alimentado por energía nuclear, posee una capacidad aterradora. Puede cargar tanto munición convencional como ojivas nucleares, viajando a velocidades extremas que desafían las defensas aéreas. Sin embargo, su peligro no se limita solo a su potencia destructiva. En caso de explosión o mal funcionamiento durante una prueba, podría liberar emisiones radiactivas dañinas, planteando un riesgo adicional.
Este misil, junto con otras armas estratégicas como el Kinzhal y el Avangard, ha sido presentado por Putin como una respuesta directa a las defensas estadounidenses. Los expertos temen que el Burevestnik tenga la capacidad de evadir los sistemas antiaéreos de EE. UU., marcando un hito en la capacidad de Rusia para superar las defensas enemigas.
La comunidad internacional observa con cautela estos desarrollos, consciente de las implicaciones globales. La incertidumbre y el temor rodean el Burevestnik, mientras el mundo se enfrenta a una nueva era de amenazas nucleares.
Por Gonzalo De la Calle
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