Uno de los mayores complejos de presas del mundo ha sido desmantelado, y los grandes beneficiarios son las tribus indígenas de la región. Durante décadas, las represas del río Klamath generaron más de 80 MW de electricidad, pero a un alto costo ecológico: la drástica reducción de las poblaciones de salmones. Tras años de lucha por parte de activistas y comunidades locales, estas represas finalmente han sido derribadas, iniciando un proceso de restauración ambiental en la zona.
El río Klamath, ubicado entre Oregón y California, es uno de los cuerpos de agua más importantes de los Estados Unidos, con una longitud de 410 kilómetros. Durante más de 7,000 años, ha sido el sustento de los pueblos indígenas asentados en su cuenca, quienes dependían del río y sus abundantes salmones para su alimentación y supervivencia. En tiempos antiguos, el ecosistema fluvial era equilibrado: los castores construían presas naturales que ayudaban a moderar las inundaciones, y los salmones prosperaban.
Sin embargo, la llegada de la industria a la región en el siglo XIX cambió por completo el curso del río y la vida de las comunidades indígenas. En 1850, con el descubrimiento de depósitos de oro en el río Klamath, comenzó la fiebre del oro, lo que llevó a la construcción de la primera presa en la zona. Lo que inició como un esfuerzo por controlar el cauce del río para facilitar el transporte de suministros, rápidamente se convirtió en un proyecto masivo de producción de energía hidroeléctrica con la creación de múltiples presas.
Estas presas, construidas por empresas energéticas como PacifiCorp y la California Oregon Power Company, alimentaron ciudades y granjas, pero devastaron la vida acuática del río. La migración del salmón chinook, la trucha arco iris y el salmón coho (especie amenazada) se vio severamente interrumpida, y las poblaciones de estas especies comenzaron a colapsar.
El impacto fue devastador. En 2002, un evento catastrófico sacudió a la comunidad cuando aproximadamente 70,000 salmones adultos murieron repentinamente debido a los bajos niveles de agua causados por la presa Iron Gate. Las poblaciones de salmón se desplomaron hasta en un 98%, afectando gravemente tanto al ecosistema como a las tribus locales, que dependían del salmón como una fuente esencial de alimento.
Brook Thompson, de la tribu Yurok, describió el río Klamath como su "tienda de comestibles", y la muerte masiva de salmones fue devastadora para las comunidades indígenas.
La presión para derribar las presas aumentó a partir de ese trágico incidente. Los esfuerzos por eliminar las represas comenzaron a tomar forma en 1990, aunque enfrentaron muchas resistencias. Sin embargo, en 2009, después de décadas de activismo, las tribus, agricultores, pescadores, y el gobierno federal llegaron a un acuerdo con PacifiCorp para iniciar la demolición de las presas, con la esperanza de restaurar el río y sus ecosistemas.
El proyecto de demolición, que comenzó en noviembre de 2023, ha avanzado con rapidez. Con un costo estimado de 450 millones de dólares, ha implicado la remoción de estructuras masivas, como la presa Iron Gate, que medía 53 metros de altura. La restauración del río Klamath busca no solo recuperar la población de salmones, sino también revitalizar las tierras previamente inundadas por los embalses. Se estima que unas 1,300 hectáreas de tierra deben ser replantadas con especies nativas para estabilizar los suelos y recuperar el hábitat de la fauna local.
Desde 2018, equipos de recolección de semillas, compuestos en su mayoría por ancianos de las tribus, han trabajado para recolectar alrededor de 900 kilos de semillas de 98 especies de plantas nativas, como pinos, robles y chaparrales. Estas semillas se han reproducido en viveros y se están utilizando para reforestar las tierras liberadas por las presas.
El proyecto de replantación es vital para estabilizar los sedimentos y ayudar a la regeneración del ecosistema terrestre y acuático. Se espera que la diversidad de especies plantadas no solo favorezca el retorno de la vida terrestre, sino que también proporcione un hábitat adecuado para la fauna, incluida la mariposa monarca, que ya ha comenzado a regresar a la región.
La restauración del río será supervisada durante cinco años por la Resource Environmental Solutions, que evaluará el éxito del proyecto en función de varios criterios, como la riqueza de especies, la cobertura vegetal, y la ausencia de especies invasoras. Se espera que para 2061, la población de salmón chinook, uno de los principales objetivos de conservación, se haya recuperado en un 81%.
A pesar de los enormes desafíos por delante, la demolición de las represas del río Klamath marca un hito en la restauración ecológica y la justicia para las comunidades indígenas, que han luchado durante décadas por recuperar su río y su forma de vida.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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