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Octavius, el buque fantasma que vagó 14 años por el Ártico

En los helados mares del Ártico, en 1775, se descubrió una escena escalofriante. El Octavius, una goleta que había desaparecido catorce años antes, fue encontrado flotando a la deriva. La tripulación estaba muerta, congelada en sus puestos, y el capitán, aún sentado en su escritorio, tenía un cuaderno de bitácora en su mano. El macabro hallazgo ha alimentado una de las leyendas más inquietantes de la historia marítima: la del Octavius, el buque fantasma que recorrió el ártico sin vida a bordo.


El Octavius zarpó en 1761 desde Inglaterra con un destino claro: las lejanas costas de China, cargado de mercancías para el comercio. La tripulación, experimentada y audaz, no sospechaba lo que les deparaba el destino. Tras completar con éxito el viaje a China y después de cargar sus bodegas con nuevas mercancías, el capitán decidió tomar un atajo en el regreso, navegando a través del temido Pasaje del Noroeste. En esa época, aún no se había demostrado que este paso entre el Atlántico y el Pacífico era casi imposible de recorrer debido a las gruesas capas de hielo que bloqueaban las rutas.

Esta decisión selló el destino del Octavius. Se presume que la embarcación quedó atrapada en el hielo ártico, condenando a la tripulación a un final lento y helado. El silencio y la soledad de los vastos y fríos paisajes del Ártico se convirtieron en el único testigo del destino de aquellos marineros.


Fue en 1775, catorce años después de su desaparición, cuando el barco fue hallado por el ballenero Herald, mientras navegaba por el estrecho de Barrow, en el Ártico canadiense. Al acercarse al Octavius, los balleneros notaron que el barco parecía desierto y en mal estado, pero aún flotaba. La curiosidad y el deber hicieron que un grupo de marineros abordara el barco, donde se encontraron con una visión espeluznante.

Toda la tripulación del Octavius estaba muerta. Los cuerpos estaban congelados, preservados por el frío, y aún se encontraban en sus posiciones originales, como si hubieran fallecido sin previo aviso. En el camarote del capitán, la escena era aún más desconcertante: el capitán, sentado en su escritorio, tenía la mano extendida sobre su diario de navegación, el cual había estado registrando hasta el último momento.

Se dice que, al revisar el cuaderno de bitácora, los rescatistas descubrieron que el último registro databa de 1762, apenas un año después de la partida del Octavius hacia su fatídico viaje de regreso. El barco había quedado atrapado en el hielo del Ártico, y la tripulación aparentemente había muerto en el transcurso de ese tiempo. De alguna manera, el barco logró liberarse del hielo y continuar su deriva por el océano, pero todos a bordo ya estaban muertos.


El Octavius se ganó un lugar entre las leyendas más célebres del mar. Para los marineros y aquellos que lo conocían, su historia servía como advertencia de los peligros del Ártico y la temeridad de desafiar a la naturaleza sin conocer los riesgos. El buque fantasma se convirtió en un símbolo del misterio y la tragedia que puede envolver a los barcos y sus tripulaciones en las implacables aguas del norte.

Sin embargo, la veracidad de la historia ha sido objeto de debate. No existen registros formales del descubrimiento del Octavius, y muchos especulan que se trata más de un mito que de una realidad histórica. La historia, transmitida a través de los años en forma de relatos de marineros, puede haber sido adornada con el tiempo, como suele ocurrir con las leyendas marítimas.



Aunque la existencia real del Octavius es cuestionada, su leyenda continúa fascinando a aquellos que están interesados en los misterios del mar. Las aguas del Ártico, aún hoy en día, son un lugar inhóspito y poco explorado, donde las condiciones climáticas extremas y el aislamiento crean un escenario perfecto para que las historias de buques fantasmas cobren vida.

Ya sea que el Octavius haya sido real o una invención, la historia del barco que vagó por el Ártico con su tripulación muerta durante catorce años persiste en la imaginación de todos aquellos que escuchan su relato. Como con muchas leyendas del mar, lo que hace al Octavius memorable no es solo el misterio, sino también la idea de que en las vastas y solitarias extensiones del océano, hay historias que nunca se contarán del todo, dejándonos solo con sombras y preguntas sin respuesta.

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