La situación en la frontera entre Estados Unidos y México alcanza niveles alarmantes, con un flujo histórico de migrantes enfrentando peligros inimaginables. Según el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, más de 10 mil migrantes llegan diariamente al norte de México, mientras que otros 6 mil entran por las fronteras del sur, proviniendo de América Latina y diversas partes del mundo. Este éxodo desesperado está marcado por la valentía y la desesperación de personas como Yosmary Mendoza, una migrante venezolana que viajó con su familia desde Táchira con la esperanza de alcanzar la seguridad en Estados Unidos.
Sin embargo, en el camino hacia la frontera, estos migrantes se enfrentan a una amenaza constante. Grupos delictivos, incluyendo carteles mexicanos, explotan su vulnerabilidad, creando una atmósfera de miedo y desconfianza. Esta cruel realidad deja cicatrices profundas en los corazones de quienes sobreviven a estos peligros.
La historia de Yosmary es solo una de muchas, un recordatorio impactante de la desesperación que enfrentan los migrantes en su búsqueda de seguridad y una vida mejor. En medio de esta crisis, es esencial unir esfuerzos para proteger los derechos humanos, ofrecer ayuda humanitaria y encontrar soluciones que aborden las causas subyacentes de este éxodo. La situación actual es un llamado urgente a la acción, a la compasión y a la solidaridad internacional.
Por Eduardo Torres
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