La rana de Morelet (Agalychnis moreletii) es una especie de anfibio de tamaño mediano, con una longitud que puede alcanzar los 7-10 cm. Su coloración es notablemente llamativa, con un dorso verde intenso y brillante que puede presentar tonalidades de azul o turquesa. Se caracteriza por sus ojos negros, grandes y saltones con pupilas verticales, y patas con membranas que le permiten trepar por superficies lisas. En ocasiones, exhibe franjas rojas o naranjas en los muslos y el vientre.
Esta especie es endémica de América Central, habitando en bosques húmedos de México, Centroamérica y Sudamérica, desde el sur de México hasta el norte de Colombia, en altitudes entre 500 y 2300 metros sobre el nivel del mar. Prefiere habitar en bosques húmedos tropicales y subtropicales, en vegetación densa, especialmente cerca de cuerpos de agua como ríos, lagos y charcas, donde se reproduce. Los machos atraen a las hembras con sus cantos, emitiendo un llamado de apareamiento peculiar, descrito como un trino suave y resonante, que puede escucharse en las noches húmedas de la selva.
Aunque es arbórea, durante la noche desciende a tierra en busca de alimento y para reproducirse. Las hembras depositan sus huevos en hojas que sobresalen del agua, y los renacuajos se desarrollan en el agua hasta que se metamorfosean en ranas. Es una especie nocturna que se alimenta de insectos y otros invertebrados que encuentra en su hábitat arbóreo y cerca de cuerpos de agua. Esto incluye moscas, grillos, escarabajos y mariposas, entre otros.
En su ecosistema, la rana de Morelet desempeña un papel crucial como depredador de insectos, ayudando a controlar poblaciones de especies como mosquitos y otros invertebrados. Además, como presa, constituye una fuente alimenticia para aves, serpientes y mamíferos pequeños, contribuyendo así a la cadena trófica del bosque.
La rana de Morelet está clasificada como "Casi Amenazada" por la UICN. Aunque no está en peligro crítico en la actualidad, enfrenta varias amenazas significativas como la pérdida de hábitat debido a la deforestación y la fragmentación del bosque. Además, la contaminación del agua y la enfermedad quitridiomicosis han impactado negativamente sus poblaciones en algunas áreas.
MVZ ESPECIALISTA ELsa Diéguez B.
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