El 1 de Junio de 2024, el Sol emitió dos fuertes erupciones solares, con picos registrados a las . El suceso va de la mano con la tormenta solar del 10 de mayo, que provocó auroras boreales por todo el mundo, vuelve a apuntar a la Tierra.
La mancha solar se ubica en el centro del Sol, y estas dos fuertes erupciones llamaron la atención de los investigadores de la NASA.
Las erupciones solares atacan el campo magnético de la tierra, generando tormentas geomagnéticas que pueden afectar el funcionamiento de elementos que utilizamos en nuestra vida cotidiana, como los sistemas de GPS o las redes eléctricas. También afectan a las naves espaciales, los satélites y a los astronautas que están en el espacio.
El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA, encargado de monitorear constantemente el Sol, capturó imágenes de estas erupciones. Las llamaradas se visualizaron como destellos brillantes cerca del centro de las imágenes, en la forma de un agujero de luz ultravioleta de color azul.
La primera llamarada está clasificada como X1.4 y la segunda fue clasificada con un rango de X1.0. La clase "X" corresponde a las llamaradas más intensas, mientras que el número proporciona más información sobre su fuerza.
El Sol, con sus 4.650 millones de años, presenta ciclos de 11 años en promedio, en los que su actividad magnética varía entre un mínimo y un máximo, cuando se registra una mayor cantidad de manchas solares que se aprecian como zonas más oscuras. Las erupciones o fulguraciones no son lo mismo que las manchas solares, pero existe una relación.
Las manchas son el almacén que proporciona las provisiones energéticas para las erupciones. Estas son explosiones en la fotosfera del Sol que se manifiestan con un incremento del brillo, de la energía radiactiva y de la expulsión violenta de partículas cargadas eléctricamente.
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