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Lince ibérico: Un caso de éxito en conservación- De 50 ejemplares a más de 2.000

El lince ibérico ha experimentado una notable recuperación en las últimas décadas, pasando de estar en peligro crítico de extinción a catalogarse como vulnerable en la Lista Roja de la UICN en junio de 2024. Este cambio positivo se debe a los esfuerzos continuos de conservación implementados desde principios del siglo XXI.

Lince ibérico

Uno de los pilares fundamentales de esta recuperación ha sido el programa de cría en cautiverio. Este programa se estableció para asegurar la supervivencia de la especie en caso de que las poblaciones silvestres colapsaran. Ha sido crucial para reintroducir linces en áreas donde habían sido exterminados, contribuyendo significativamente al aumento de la población. Las reintroducciones han tenido éxito en diversas zonas de España y Portugal, ampliando tanto su distribución como su número.


El manejo del hábitat ha jugado un papel vital en la recuperación del lince ibérico. Se han implementado medidas para proteger y mejorar su hábitat, incluyendo la restauración de bosques y la creación de corredores ecológicos que facilitan el movimiento y la dispersión de los linces. Además, los esfuerzos para combatir la caza furtiva, una de las principales amenazas para la especie, se han intensificado, reduciendo significativamente esta práctica ilegal.


Los linces ibéricos son felinos medianos, con un tamaño similar al de un gato grande. Los machos adultos miden entre 80 y 135 centímetros de longitud y pesan entre 13 y 25 kg, mientras que las hembras adultas son más pequeñas, con una longitud de 70 a 100 centímetros y un peso de 9 a 18 kg. El pelaje del lince ibérico es denso y de color marrón rojizo, con manchas negras irregulares. En invierno, su pelaje se vuelve más largo y denso para proporcionar aislamiento contra el frío. Tienen orejas largas y puntiagudas, con una mancha negra en la punta, y una cola corta y gruesa con la punta negra.


En cuanto a sus sentidos, el lince ibérico tiene una vista excelente, especialmente en condiciones de poca luz, y un oído muy fino que le permite detectar a sus presas a grandes distancias. Sin embargo, su sentido del olfato es menos desarrollado en comparación con otros felinos.


El lince ibérico desempeña un papel crucial en su ecosistema como depredador clave, regulando las poblaciones de sus presas, principalmente conejos, pero también liebres, roedores y aves. Al controlar las poblaciones de conejos, ayuda a proteger los cultivos y la vegetación, manteniendo el equilibrio ecológico del ecosistema. Además, su presencia es un indicador de la salud ambiental; su ausencia puede señalar problemas como la fragmentación del hábitat o la contaminación.


El lince ibérico prefiere hábitats boscosos abiertos con abundantes conejos, pero también se encuentra en matorrales, áreas agrícolas y zonas montañosas. En 2023, se estimaba que la población total de lince ibérico era de más de 2.000 ejemplares, con 648 adultos reproductivos. Principalmente, se encuentran en dos áreas: Andalucía en España y Alentejo en Portugal.


A pesar del progreso significativo, el lince ibérico aún enfrenta diversas amenazas. La pérdida y fragmentación del hábitat, debido a la conversión de bosques en áreas agrícolas y urbanas, sigue siendo una amenaza importante. Aunque se ha reducido, la caza furtiva continúa en algunas áreas, y los accidentes de tráfico representan un riesgo considerable, ya que los linces pueden ser atropellados por vehículos. Además, algunas enfermedades, como la tularemia, pueden afectar a las poblaciones de lince ibérico.


En resumen, la recuperación del lince ibérico es un ejemplo de cómo los esfuerzos concertados de conservación pueden revertir la situación de una especie al borde de la extinción. Sin embargo, es crucial continuar con estas iniciativas para asegurar que esta especie emblemática no vuelva a enfrentar un riesgo crítico.


INVESTIGACIÓN MVZ ESPECIALISTA Elsa Diéguez B.

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