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Las profundidades de la Antártida suenan a “naves espaciales”

Las profundidades de la Antártida revelan una variedad de zumbidos y sonidos “impresionantes” que pueden servir para estudiar la vida marina, dice la científica colombiana Andrea Bonilla durante una expedición a los confines del continente helado.

El biólogo de la Universidad Cornell de Nueva York sumerge un hidrófono recubierto de titanio y atado a una boya, en medio del imponente océano coronado por témpanos de hielo, en el archipiélago de las islas Shetland del Sur.


El dispositivo -que detecta ondas sonoras bajo el agua- permitirá comprender los patrones de comportamiento de los mamíferos marinos y sus movimientos en la zona durante el invierno austral, época en la que la Antártida se vuelve casi inhabitable. Se trata de una especie de cámara trampa, pero con fines auditivos y para el medio acuático.

"Hay especies que hacen sonidos impresionantes, literalmente como Star Wars, suenan como naves espaciales", afirmó la Dra. Bonilla, quien realiza investigaciones con micrófonos submarinos frente a las costas de la Antártida.


El biólogo de la Universidad Cornell de Nueva York sumerge en aguas heladas un hidrófono recubierto de titanio y sujeto a una boya. El dispositivo es como una cámara trampa en la naturaleza, excepto que capta sonidos acuáticos.

Su equipo, parte de una expedición científica colombiana al Océano Austral, también recoge dispositivos que dejaron un año antes para su análisis.

La investigación también proporciona a los científicos datos sobre cómo la actividad humana y la contaminación ambiental afectan la vida marina en una de las partes mejor conservadas del planeta.


Cerca de allí, una colonia de pingüinos camina sobre un bloque gigante de hielo flotante.

Una ballena jorobada sale a la superficie para tomar un poco de aire durante una estancia en la región durante el verano austral, una época para alimentarse y acumular energía antes de su viaje masivo hacia climas más cálidos alrededor del ecuador en la temporada de reproducción.

- 'El sonido es esencial' -

Bonilla describe la primera vez que escuchó el canto de una ballena bajo el agua como algo que "le cambió la vida". Los científicos han advertido que el aumento de las temperaturas del océano está afectando el reloj biológico y los ciclos migratorios de las ballenas, además de matar al krill, los diminutos crustáceos que necesitan para engordar en sus viajes anuales de miles de kilómetros.

También se ha descubierto que la comunicación de las ballenas se ve afectada por el ruido en el mar procedente del transporte marítimo y otras actividades, que pueden desorientarlas.



En un ambiente marino el sonido es fundamental", afirmó Bonilla, añadiendo que cualquier interrupción puede afectar a la capacidad de caza de algunas especies.

Las focas de Weddell y las focas leopardo también emiten cantos agudos en diferentes tonos y, a menudo, en composiciones armoniosas.


Durante su expedición, los científicos instalan tres micrófonos submarinos, dos en el estrecho de Bransfield y uno en el paso de Drake.

El equipo también sigue una serie de coordenadas para encontrar la boya que dejó Bonilla hace un año. Cuando se encuentran a menos de 300 metros (1000 pies) de él, puede enviar señales remotas para encontrar su ubicación exacta.

Sus compañeros de equipo, encantados, le dan una palmada en la espalda mientras recupera con éxito el hidrófono a 500 metros de profundidad.

"Estoy muy emocionado porque era la primera vez que hacíamos esta maniobra en estas aguas. Salió todo súper bien", dijo Bonilla.

El científico utilizará espectrogramas (una representación visual del sonido) para extraer información no sólo sobre el movimiento de los mamíferos marinos, sino también sobre geofísica.


Los hidrófonos también capturan frecuencias bajas que pueden captar los sonidos de terremotos o hielo derretido.

La investigación tiene otro objetivo: apoyar una propuesta impulsada por Chile y Argentina desde 2012 para convertir la Península Antártica en un área marina protegida.

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