Japón ha autorizado la caza comercial de una nueva especie de ballena: el RORCUAL FRECUENTE, también conocido como ballena de aleta, es el segundo animal más
grande del planeta, solo superado por la ballena azul.
Este anuncio, hecho por el portavoz del gobierno japonés, Yoshimasa Hayashi, ha generado una ola de críticas por parte de organizaciones internacionales y grupos ecologistas, ya que el rorcual frecuente es considerado una especie protegida a nivel internacional debido a la drástica disminución de su población a lo largo del siglo XX.
Las preocupaciones por la sostenibilidad y conservación de esta especie han reavivado el debate sobre la caza de ballenas; Hasta ahora, Japón permitía la caza de tres especies de ballenas: la ballena de Bryde, la ballena Minke y la ballena Sei. Con la adición del rorcual frecuente a esta lista, el país ha sumado un cuarto cetáceo a su pesca comercial, lo que ha intensificado las críticas.
El rorcual frecuente puede alcanzar los 27 metros de longitud y pesar hasta 70 toneladas. Históricamente, su población se vio gravemente afectada por la caza intensiva que se llevó a cabo durante el siglo XX. A pesar de los esfuerzos internacionales por proteger a la especie a través de moratorias y tratados, su recuperación ha sido lenta. En este contexto, la decisión de Japón de incluirla en su lista de especies cazables ha generado un fuerte rechazo por parte de la comunidad internacional.
Japón abandonó la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 2019, lo que le permitió reanudar la caza comercial de ballenas después de varios años de moratoria. El país justifica esta decisión argumentando que la caza de ballenas es una tradición cultural profundamente arraigada, que también provee una fuente de alimento importante para ciertas comunidades.
Sin embargo, el consumo de carne de ballena ha disminuido drásticamente desde los años 60, cuando las capturas anuales alcanzaban las 200,000 toneladas. En 2023, Japón cazó 83 ballenas Minke, 187 ballenas de Bryde y 24 ballenas Sei, mientras que el consumo anual de carne de ballena se ha reducido a entre 1,000 y 2,000 toneladas.
A pesar de los intentos de Japón por justificar la caza como parte de su herencia cultural, el impacto en especies en peligro de extinción como el rorcual frecuente ha aumentado la presión internacional sobre el país para que revise sus prácticas de caza.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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