Euplectella aspergillum, comúnmente conocido como "esponja de vidrio", es una especie de esponja marina que se distingue por su estructura única y su asombroso esqueleto silíceo. Esta especie pertenece al filo Porifera y es una de las esponjas más conocidas debido a su complejidad estructural y sus propiedades biológicas. Su forma es espectacular, y a menudo se la describe como una obra maestra de la naturaleza debido a la delicadeza y simetría de su esqueleto.
Euplectella aspergillum es una esponja marina que puede alcanzar hasta 30 cm de altura. Su cuerpo es alargado y tiene forma cilíndrica, con estructura que recuerda a un tubo o una torre, lo que le ha valido el nombre de "esponja de vidrio". Su esqueleto está formado por estructuras silíceas llamadas espículas, que están dispuestas de manera intrincada para proporcionar estructura rígida y robusta. Estas espículas son extremadamente delgadas, lo que otorga a la esponja su apariencia cristalina. Además, su esqueleto tiene forma hexagonal o de diferentes formas geométricas, lo que les proporciona una gran estabilidad y resistencia a las corrientes del agua.
Su color varía entre el blanco traslúcido, el amarillo pálido y el verde, dependiendo de la profundidad y las condiciones de su entorno. La superficie de la esponja es porosa y cubierta de pequeñas aberturas, conocidas como poros, a través de los cuales el agua fluye, permitiendo a la esponja filtrar nutrientes y oxígeno.
Es una esponja filtradora, lo que significa que se alimenta filtrando el agua para extraer partículas pequeñas de materia orgánica, como bacterias, fitoplancton, y otros microorganismos. A través de sus poros, el agua fluye hacia su interior, donde células especializadas llamadas coanocitos capturan y procesan los nutrientes. Este proceso de filtrado permite que Euplectella aspergillum obtenga los alimentos necesarios para su supervivencia, y al mismo tiempo, purifique el agua a su alrededor.
Es una especie de esponja que habita en las aguas tropicales y subtropicales del océano Pacífico. Su distribución geográfica abarca principalmente las costas de Asia oriental, desde Japón y Taiwán hasta las Islas Filipinas, y también se encuentra en el océano Índico, especialmente en la zona cercana a Indonesia y Australia. Prefiere vivir en profundidades que oscilan entre los 150 y los 200 metros, generalmente en áreas con sustratos arenosos o fangosos, cerca de las costas rocosas.
El hábitat de Euplectella aspergillum está marcado por la presencia de aguas cálidas, con temperaturas que rondan los 20 - 28°C, y la esponja suele encontrarse en áreas donde las corrientes de agua proporcionan un flujo constante para la filtración de nutrientes. La esponja necesita un entorno estable en cuanto a la salinidad y la temperatura del agua para prosperar.
Una de las características más destacadas de Euplectella aspergillum es su esqueleto silíceo, que no solo le da forma, sino que también juega un papel crucial en su fortaleza estructural. A diferencia de otras esponjas, cuyo esqueleto puede ser más flexible o fibroso, Euplectella aspergillum tiene un esqueleto rígido que le permite resistir las fuerzas de las corrientes oceánicas y proteger su interior de los depredadores, esta estructura también la hace visualmente impresionante.
Aunque el esqueleto rígido de Euplectella aspergillum le proporciona cierta protección contra depredadores, no está completamente a salvo. Sus principales depredadores son peces y otros invertebrados marinos que pueden alimentarse de sus células o de los microorganismos que filtra.
En términos de amenazas ambientales, Euplectella aspergillum podría verse afectada por el cambio climático, especialmente por el aumento de la temperatura del agua y los cambios en los patrones de corriente que podrían afectar su capacidad para filtrar agua de manera eficiente. La contaminación marina también representa un riesgo potencial, ya que los contaminantes pueden dañar su estructura o afectar su biodiversidad interna.
La esponja también proporciona un importante sustrato para otros organismos marinos que dependen de su estructura rígida para protegerse y reproducirse, lo que contribuye a la biodiversidad del fondo marino.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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