El teporingo (Romerolagus diazi), también conocido como conejo zacatuche o conejo de los volcanes, es una especie endémica de México, específicamente de la Sierra Volcánica Transversal. Esta pequeña especie es notablemente especializada y presenta una serie de adaptaciones únicas a su entorno.
El teporingo es el segundo conejo más pequeño del mundo, con un peso que varía entre 390 y 600 gramos y longitud corporal de 27 a 36 cm. Su pelaje es denso y corto, lo que le proporciona aislamiento térmico en las frías alturas donde habita.
Los colores predominantes de su pelaje son marrón oscuro o negro, lo que le ayuda a camuflarse entre la vegetación de zacatón, su hábitat preferido. Tiene orejas pequeñas y redondeadas, una cola muy corta y patas relativamente robustas, lo que lo diferencia de otras especies de conejos y liebres.
Habita exclusivamente en las laderas de volcanes dentro de la Sierra Volcánica Transversal, incluyendo áreas como el Ajusco, los volcanes Pelado y Tláloc, y otras zonas elevadas cerca del Valle de México. Vive en altitudes que van de los 2,800 a los 4,250 metros sobre el nivel del mar.
Este conejo prefiere los pastizales de zacatón (un tipo de pasto alto y denso) en estos ambientes montañosos, ya que le ofrecen refugio y alimento. Este hábitat, sin embargo, es limitado y fragmentado, lo que aumenta su vulnerabilidad.
Es principalmente herbívoro, y su dieta se basa en el zacatón, aunque también consume otros tipos de plantas, cortezas y hierbas. Al ser un folívoro, juega un papel importante en la dinámica de los pastizales de altura, contribuyendo a la dispersión de semillas y al control de la vegetación. Además, sirve como presa para depredadores locales como el coyote el gato montés y algunas aves rapaces, lo que lo integra en la cadena trófica de su ecosistema.
El teporingo está clasificado como especie en peligro de extinción tanto por la NOM-059-SEMARNAT-2010 en México como por la Lista Roja de la UICN. Las principales amenazas que enfrenta incluyen la pérdida y fragmentación de su hábitat debido a la expansión agrícola, la ganadería, la tala de bosques y los incendios forestales.
Dado que el zacatón es esencial para su supervivencia, cualquier perturbación de este ecosistema puede impactar gravemente sus poblaciones. Además, la caza y los cambios climáticos son factores que exacerban su situación. Es crucial implementar medidas de conservación para proteger su hábitat y promover la restauración de las áreas degradadas.
MVZ ESPECIALISTA: ELSA DIÉGUEZ B.
Comments