John Edgar Hoover, fue el primer director del FBI y ha sido el único director vitalicio que esta organización ha tenido. Estuve al mando durante medio siglo y estuvo en ocho presidencias. Incluso presidentes como Roosevelt y John F. Kennedy no se atrevieron a quitarlo de su cargo.
Fue nombrado director en 1924 y fue el encargado de innovar el organismo. Le atribuyen el despegue operativo y público del FBI, sin embargo también han catalogado una serie de prácticas de dudosa reputación. Hasta su muerte en 1972, fue cuando realmente empezaron a salir a la luz todas las operaciones y prácticas que impactaron al mundo.
Una de las prácticas más comunes de este director eran las inspecciones constantes a las distintas oficinas del FBI. Esto tenía el objetivo de vigilar el cumplimiento de las normas dentro de la organización, pero a veces esto caía en despidos injustificados.
Hoover era un hombre que creía en la raza pura, era bien sabido que tenía tendencias misóginas y racistas. Realmente solo aceptó el reclutamiento de agentes negros y femeninos de manera forzada, debido a la normalización de la situación en Estados Unidos.
En 1934 después de la emboscada a John Dillinger surgió uno de los escándalos más inquietantes, puesto que ponía en tela de juicio al FBI. La ley seca durante la recesión de Estados Unidos, disparó a los grupos de la mafia y multiplicó sus ganancias. Convirtiéndolo en un periodo de crimen organizado, sin embargo Hoover nunca admitía la existencia de la situación.
Lo cual fue una contradicción debido a que J. Edgar Hoover creó el Programa de Contrainteligencia para acechar, desacreditar y eventualmente desbaratar grupos “subversivos”. Muchos dicen que en realidad Hoover le temía a la mafia por el gran poder que tenía y que podrían hacer quedar mal al FBI. Aunque algunos de los capos decían que en verdad ya habían llegado a un acuerdo con Hoover, para que el FBI no los persiguiera.
Durante la segunda guerra mundial a pesar de que el FBI tuvo bastantes éxitos también Hoover escondió información sobre el proyecto Venona, la decodificación de mensajes secretos que ayudó a identificar espías soviéticos y tampoco informó a la presidencia acerca del ataque a Pearl Harbor, del que obtuvo la información de un agente doble serbio.
En cambio, iba a enviar a más de 100.000 ciudadanos japoneses y estadounidenses a campos de concentración. Durante la siguiente Guerra de Corea, propuso el arresto de 12.000 estadounidenses de quienes sospechaba de deslealtad. J. Edgar Hoover era un feroz anticomunista, tanto que ayudó a McCarthy durante el periodo donde ser comunista era altamnete penado.
Además, el director del FBI lanzó un programa de contrainteligencia (Cointelpro) para rastrear, desacreditar y, en última instancia, eliminar a los grupos "subversivos". Desde el marxismo estadounidense y el Partido Socialista hasta los movimientos de derechos civiles y nacionalistas negros, los movimientos proindios y feministas, los nacionalistas puertorriqueños, cubanos e irlandeses o los estudiantes que protestaban contra la guerra de Vietnam.
Hoover tenía una lista de personas “antisistema” que incluían celebridades y personas influyentes desde el científico Albert Einstein hasta la actriz Jean Seberg o el músico John Lennon que fue altamente asociado con el fenómeno OVNI, incluso varias de sus canciones tienen referencias a diversos temas de este aspecto. No obstante, la persona más perseguida dentro de esta lista fue el activista Martin Luther King Jr. a quien le intervinieron los telefonos y le sugurieron el suicidio de manera anonima.
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