El Jueves Santo nos recuerda los últimos momentos de Jesús antes de su muerte y resurrección, se conmemoran tres eventos fundamentales en la vida de Jesús:
La Última Cena: Jesús compartió el pan y el vino con sus discípulos, instituyendo así el sacramento de la Eucaristía. Este acto de entrega y sacrificio nos recuerda el amor infinito de Dios por la humanidad. En la Eucaristía, Cristo se hace presente de forma real y sustancial, alimentando nuestra fe y dándonos la fuerza para vivir como verdaderos cristianos: El pan y el vino simbolizan el cuerpo y la sangre de Jesús, que se ofrecen como sacrificio por la humanidad. Las velas encendidas en la mesa: representan la luz de Cristo que vence a la oscuridad, compartir la mesa: representa la comunidad y el amor fraterno entre los cristianos.
El lavatorio de los pies: En este gesto de humildad, Jesús nos enseña la importancia del servicio y la entrega a los demás. Al lavar los pies de sus discípulos, Jesús nos invita a seguir su ejemplo y a amar al prójimo sin distinción alguna. Con este humilde acto nos recuerda que todos somos hermanos y hermanas en Cristo, y que debemos amarnos y servirnos unos a otros, El agua utilizada Simboliza la purificación del pecado. Este humilde gesto de humildad nos enseña la importancia de servir a los demás y de amar al prójimo sin distinción alguna.
Oración en el huerto de Getsemaní: Jesús experimentó la angustia y la soledad ante la perspectiva de su muerte. Sin embargo, se mantuvo firme en su fe y se entregó a la voluntad del Padre. Este momento nos recuerda la importancia de la oración en los momentos difíciles de la vida. Al igual que Jesús, podemos encontrar consuelo y fortaleza en la oración y en la confianza en Dios. La angustia de Jesús nos recuerda la fragilidad humana y la necesidad de la oración en los momentos difíciles.
Su entrega a la voluntad del Padre: Es un ejemplo de fe y confianza en Dios.
Por: Mtra. Elsa Diéguez B.
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