Enclavados en las escarpadas mesetas de Malí, los dogon han cautivado al mundo con sus enigmáticos mitos y conocimientos astronómicos que parecen desafiar toda explicación. Este pueblo, de apenas 400 mil almas, alberga un legado que ha encendido las llamas de la especulación por décadas: ¿Acaso tuvieron contacto con una civilización extraterrestre?
La historia se remonta a 1931, cuando los antropólogos franceses Marcel Griaule y Germaine Dieterlen establecieron contacto con los dogon. Sorprendidos, documentaron su detallado conocimiento astronómico, mucho más preciso que el esperado de una sociedad pre-científica. Los dogon sabían que Saturno tenía anillos, Júpiter cuatro lunas, y, lo más asombroso, que Sirio, la "estrella del perro", era doble. Este hecho, invisible a simple vista, solo se descubrió en 1862 con telescopios.
¿Cómo, sin tecnología avanzada, poseían este conocimiento? La respuesta de los dogon fue tan sorprendente como sus conocimientos: los Nommos, seres anfibios llegados de Sirio, lo compartieron hace milenios. Estos seres emergieron de un arca que aterrizó en aguas primordiales, trayendo consigo conocimiento y cultura.
La historia, relatada por un único chamán, Ogotemeli, despertó el interés de investigadores y entusiastas de lo paranormal. Algunos vieron en ella una prueba irrefutable de contacto extraterrestre, mientras que otros la consideraron una adaptación de conocimientos astronómicos obtenidos de otras culturas, como los egipcios.
El debate se intensificó con la publicación en 1976 del libro "El Misterio de Sirio" de Robert K.G. Temple. Temple profundizó en los mitos dogon, encontrando más paralelismos con la astronomía moderna e incluso sugiriendo la existencia de una tercera estrella en Sirio, algo aún no confirmado.
Sin embargo, no faltan las voces críticas. Investigadores como Walter van Beek cuestionaron la metodología de Griaule y Dieterlen, acusándolos de malinterpretar o exagerar la información proporcionada por Ogotemeli. Van Beek sostiene que los dogon tenían un conocimiento astronómico más modesto, adquirido a través de observaciones del cielo y el intercambio con otras culturas.
A pesar del debate, la fascinación por los dogon y su presunto contacto extraterrestre se mantiene. Su rica mitología, rituales y conocimientos astronómicos continúan siendo objeto de estudio e interpretación.
Ya sea producto de antiguas sabidurías, transmisiones alienígenas o una combinación de ambas, la historia de los dogon nos recuerda la inquebrantable curiosidad humana por el universo y nuestra búsqueda de nuestro lugar en él. Mientras el enigma de Sirio y los Nommos perdure, seguirá captando la imaginación de científicos, aficionados y soñadores por igual.
Nota: Este artículo presenta ambos lados del debate sobre el contacto extraterrestre de los Dogon. La evidencia y las críticas se incluyen para que el lector pueda formarse su propia opinión.
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