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De la Extinción a la Esperanza: Regreso del Demonio de Tasmania

El demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) ha vuelto a nacer en la Australia continental por primera vez en más de 3,000 años, gracias a los esfuerzos de conservación de la ONG Aussie Ark. Este logro marca un hito en la conservación, después de que la especie casi se extinguiera en esta región. En septiembre de 2023, Aussie Ark, junto con ReWild Ark, liberó 11 demonios de Tasmania en un hábitat natural en el continente australiano, en un intento por restaurar su presencia en el ecosistema de donde había desaparecido.




El demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) es el marsupial carnívoro más grande del mundo, se caracteriza por su cuerpo robusto y compacto. Los adultos miden entre 50 y 80 centímetros de longitud, con una cola que puede añadir entre 23 y 30 centímetros adicionales. Los machos, que suelen ser más grandes que las hembras, pesan entre 8 y 14 kilogramos, mientras que las hembras pesan entre 5 y 9 kilogramos. Su pelaje es de color negro o marrón oscuro, con manchas blancas en el pecho y a veces en otras partes del cuerpo.

Una de las características más destacadas de este marsupial es su gran cabeza, que alberga unas mandíbulas extremadamente poderosas, capaces de triturar huesos. Sus dientes afilados están diseñados para desgarrar carne, lo que lo convierte en un eficiente depredador y carroñero. Además, el demonio de Tasmania posee grandes ojos, adaptados a su estilo de vida nocturno, y un excelente sentido del oído, útil para detectar presas y comunicarse con otros ejemplares mediante sonidos distintivos.


Sus extremidades son cortas pero fuertes, con garras afiladas que le permiten excavar y desgarrar carne. La cola es musculosa y sirve como depósito de grasa, lo que le ayuda a almacenar energía. Finalmente, su sentido del olfato está altamente desarrollado, lo que le permite localizar carroña a grandes distancias, cumpliendo una función clave en el ecosistema como carroñero y depredador.


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El demonio de Tasmania desapareció de la Australia continental hace miles de años debido a la competencia con los dingos (Canis lupus dingo), una especie introducida que compitió por los mismos recursos y hábitats. La especie logró sobrevivir

 

únicamente en la isla de Tasmania, que se mantuvo libre de dingos, convirtiéndose en un refugio natural para los demonios. A lo largo de los siglos, la población se enfrentó a nuevos desafíos, como la propagación de la Enfermedad del Tumor Facial del Diablo (DFTD, por sus siglas en inglés), un cáncer contagioso que ha devastado hasta el 90% de la población en Tasmania desde su aparición en la década de 1990.


A pesar de estos obstáculos, las iniciativas de conservación han sido fundamentales para su recuperación. En 2020, se liberaron demonios de Tasmania en un área protegida en Barrington Tops, Nueva Gales del Sur, un proyecto diseñado no solo para aumentar las poblaciones, sino también para ayudar a restaurar el equilibrio ecológico en el continente. Los demonios de Tasmania, al ser depredadores clave, desempeñan un papel importante en el control de especies invasoras, como los gatos salvajes y los zorros, que amenazan la biodiversidad australiana. Además, su reintroducción contribuye a la reducción de carroña, ya que estos marsupiales son carroñeros eficientes, lo que ayuda a mantener el ecosistema en equilibrio.


La liberación de estos demonios en la Australia continental se realizó con un monitoreo cuidadoso. Los animales fueron equipados con collares GPS y cámaras trampa para seguir sus movimientos, su adaptación al nuevo entorno, y su comportamiento reproductivo. Aussie Ark tiene planes de continuar con la reintroducción, con la liberación de dos grupos adicionales de 20 demonios en los próximos años.


La importancia de este proyecto radica no solo en la preservación de una especie emblemática, sino también en los beneficios que aporta al ecosistema. A medida que los demonios de Tasmania se establecen en el continente, su papel como depredadores y carroñeros ayudará a restaurar el equilibrio natural de los ecosistemas australianos, gravemente afectados por la actividad humana y la introducción de especies


MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.

 

 

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