El carpintero imperial era una de las aves carpinteras más grandes del mundo, con una longitud de 50 a 60 cm y una envergadura de 29 a 31 cm. Su plumaje era negro con manchas blancas en la cabeza, el cuello y las alas. Poseía un pico largo y fuerte, y una cola larga y rígida. Esta majestuosa ave habitaba en los bosques templados y fríos de México, principalmente en la Sierra Madre Occidental, prefiriendo áreas con árboles altos y maduros, como pinos, robles y encinos. Su distribución histórica abarcaba desde el sur de Sonora hasta el norte de Oaxaca, pasando por Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Nayarit y Jalisco.
El carpintero imperial era omnívoro y se alimentaba principalmente de insectos, larvas, frutos y semillas. Utilizaba su poderoso pico para excavar en la madera y acceder a los insectos que se encontraban debajo de la corteza. Su papel en el ecosistema era multifacético. Como controlador de plagas, ayudaba a mantener bajo control las poblaciones de insectos dañinos para los bosques. También actuaba como dispersor de semillas, contribuyendo a la regeneración del bosque al consumir y excretar frutos. Además, su presencia era un indicador ambiental, señalando la salud del bosque y la calidad del hábitat.
Desafortunadamente, el carpintero imperial fue oficialmente declarado extinto por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) en 2004. No obstante, se han reportado observaciones ocasionales entre Durango y Sinaloa, lo que genera una tenue esperanza para su posible recuperación.
INVESTIGACIÓN MVZ Elsa Diéguez B
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