El campañol, conocido científicamente como Microtus arvalis, es un pequeño roedor perteneciente a la familia Cricetidae. Físicamente, los campañoles son animales de cuerpo compacto que miden entre 9 y 12 cm, con cola corta que representa aproximadamente un tercio de su longitud corporal.
Su peso varía entre 20 y 50 gramos. Poseen pelaje marrón grisáceo en la parte superior del cuerpo y más claro en el vientre, lo que les proporciona un buen camuflaje en su entorno natural. Sus ojos son pequeños y sus orejas están parcialmente cubiertas por el pelaje. Además, poseen patas cortas y fuertes que les permiten excavar fácilmente en el suelo.
Una característica extraordinaria del campañol es su capacidad de reproducción rápida. Las hembras pueden tener varias camadas al año, con hasta 8 crías por camada, lo que permite a las poblaciones recuperarse rápidamente después de periodos de declive. Su ciclo reproductivo acelerado es una de las razones por las que los campañoles a menudo se convierten en plagas en áreas agrícolas, ya que sus números pueden aumentar exponencialmente en poco tiempo si las condiciones son favorables.
La dieta del campañol es principalmente herbívora. Se alimentan de una amplia variedad de plantas, pastos, raíces, bulbos y semillas. Durante el invierno, pueden consumir corteza de árboles pequeños, y ocasionalmente insectos. Su habilidad para consumir y almacenar alimentos bajo tierra es crucial para sobrevivir en climas fríos y cuando los recursos alimenticios son escasos.
El hábitat del campañol abarca praderas, campos agrícolas, pastizales, y áreas boscosas, donde pueden excavar madrigueras subterráneas. Prefieren zonas con vegetación densa que les proporciona refugio y fuentes de alimento. Son comunes en Europa y Asia, aunque también se encuentran en algunas regiones de América del Norte.
En el ecosistema, los campañoles juegan un papel fundamental como herbívoros y presa para una amplia gama de depredadores, incluidos aves rapaces, zorros, y mustélidos. Ayudan a controlar la vegetación y a mantener el equilibrio de los ecosistemas herbáceos. También contribuyen a la aireación del suelo a través de sus actividades de excavación, lo que favorece la regeneración de las plantas.
El estado de conservación de Microtus arvalis se considera de "Preocupación Menor" según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ya que sus poblaciones son amplias y estables. Sin embargo, los cambios en las prácticas agrícolas, como el uso de pesticidas y la alteración de hábitats naturales, pueden afectar negativamente a sus poblaciones locales.
MVZ ESPECIALISTA ELSA DIÉGUEZ B.
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