El uso de la IA, además de la automatización de tareas, ayuda con la planificación, el diagnóstico y el pronóstico de los pacientes, logrando que la atención médica sea más eficiente, pues no solo reduce costos, sino que también permite el análisis remoto de resultados, lo que redunda en una mejor distribución de los servicios de atención médica. La telemedicina permite a los pacientes ponerse en contacto con los proveedores de atención médica de forma virtual y ofrece una alternativa para las visitas presenciales. Al servir como la puerta de entrada de la medicina, ofrece una alternativa para los entornos de atención de alto costo o para los pacientes que tienen que hacer viajes muy largos para llegar a los centros de salud. El uso de las capacidades de la IA en un entorno de telemedicina ayuda a reducir la carga en el personal clínico, lo que tiene un alto impacto en una mayor dedicación al cuidado de los pacientes. Un ejemplo del avance de la telemedicina se presenta en Uruguay, en donde hace más de una década cuenta con la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) que impulsa la historia clínica electrónica en el Sistema Nacional Integrado de Salud, interoperable entre instituciones y en todo el territorio.
La Inteligencia Artificial (IA) está cambiando el cuidado de la salud y la práctica médica en el mundo. Se estima que las inversiones en IA a nivel global, solo en este sector, se acercarán a los USD 36 mil millones para 2025, lo que sería un crecimiento del 50% con respecto a 2018. En combinación con la telemedicina, la IA puede desempeñar un papel importante en la mejora y ampliación del acceso de la población al sistema de salud pública.
Uno de los principales problemas a nivel global es la falta de acceso a la atención médica. El Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaron un informe en 2017 en el cual afirman que el 50% de la población mundial no tiene acceso a los servicios de salud, adicionalmente crece el envejecimiento de la población y aumentan las enfermedades crónicas. La población de América Latina y el Caribe (ALC) está envejeciendo a un ritmo acelerado. Según estimaciones de las Naciones Unidas, se proyecta que la población mayor de 60 años en la región pase de un nivel actual del 11% al 25% en un lapso de 35 años. Así mismo, señalaron que en Estados Unidos, casi 45% de las personas tiene al menos una enfermedad crónica y se estima que este número sigue creciendo, por lo tanto, los pacientes con enfermedades crónicas y de edad avanzada requerirán cada vez más atención médica y seguimiento. Según los últimos datos de la OMS, el 75% de las muertes en la región son atribuibles a enfermedades crónicas, un aumento de casi 20 puntos porcentuales con respecto a los datos de 1990.
Esta situación aumenta también el costo de la atención en salud y, por ende, impacta en las finanzas de los pacientes. Con el aumento de la carga en el sistema de salud, viene un aumento en el costo médico, por lo tanto, para controlar los niveles de gasto público en salud se requiere que la población pague más de su bolsillo. Sólo seis países de América tienen niveles de gasto directo de las familias inferiores al 20% del gasto total en salud, cifra que, según la OMS, protege a sus poblaciones contra el riesgo de empobrecimiento o gastos en salud catastróficos. En ALC, Según datos de 2014, Cuba es de lejos el país de la región que más invierte, con más del 10% del PIB, seguido por Estados Unidos, con algo más del 8%. Uruguay logra alcanzar el objetivo del 6%, seguido muy de cerca por Panamá, que no obstante no logra cumplir con la recomendación de la OMS. Por otro lado, los países de América Latina que menos invierten en salud son Haití y Venezuela, con menos del 2% de su PIB. La tensión en la atención primaria de la salud se puede reducir en gran medida mediante la optimización de los procesos administrativos relacionados con la detección preventiva, la inmunización, las referencias y los sistemas de citas, entre otros.
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